Cómo escapé de lo real y me cerré con llave la puerta. Cómo intenté tener lo mío, andar con mis pies y hablar con mi boca. Cómo suspiré sin miedo y caí sin importarme los metros que me separaban del suelo. Cómo insistí en que el tiempo se me iba y sin embargo sigo igual que ayer. Cómo querer lo que quiero sin saber cómo he de ir a buscarlo y cómo abrir esa puerta sin saber con qué llave la cerré. ¿Cómo?
viernes, 8 de julio de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
El comienzo de algo que no sé qué va a ser.
Y entonces, me levanto pensando en los pasos que me hacen llegar hasta el preciso momento en el que me encuentro. Analizo y ejecuto todos los pensamientos desde el principio y en secuencia, como averiguando qué diantres me ha hecho crear esto que soy. Pero igual que lo que los demás hacen con su comida, se me hace más fácil entender lo que hago yo con la mía si antes me fijo en ellos. He aprendido a mirarlos a todos ellos porque en el fondo, me mezclo en la esencia de su totalidad casi todos los días. Y me pregunto por ellos, por mí. Por todo. Atiendo a las señales que me lanzan, indirectamente, todos los demás e incluso yo mismo.
¿Y por qué yo? Me pregunto cada vez que cierro los ojos. No entiendo cómo he llegado a tener las manos de sapo o los ojos del color de las canicas. O el pelo marrón tostado, ¿qué demonios me hizo así? Y pienso así como jugando, que el azar está en cada átomo que nos compone y nos unifica de una manera totalmente divisoria. Y hasta este punto se me hace fácil jugar a saber pero sigo cual vagabundo en busca de una oficina seca y cubierta, con intención de encontrar más explicaciones sobre mí o sobre ellos. Pero en definitiva, son respuestas que no acaban de responder totalmente esto que hemos conseguido ser: el hombre.
En realidad, todo lo que quiero entender será el complemento que haga mi “yo”. Me di cuenta de que todo es importante, de que las palabras se las lleva el viento pero sólo cuando no salen del alma, de que no son más importantes los hechos porque demuestran quién está ahí sino también porque te indican quién debería irse, de que los gestos sólo son reales y merecedores de agradecimientos infinitos cuando son desinteresados y de que las miradas, por frías o insípidas que parezcan, siempre quieren decir más cosas de las que una mente puede soportar. Me intereso por escalar en el entendimiento y por descifrar cuál es el papel de los sentidos en esta unión que hemos conformado cada uno de nosotros. La humanidad: esa joven desconocida. Hemos logrado ser algo diferente a todo, algo que crea y destruye; algo que inventa y distorsiona. Somos todo eso que hemos querido ser porque hemos entendido que en el umbral del ser, teníamos unos parámetros a los que acogernos. Pero no todos han sido conscientes de este proceso.
Sin embargo, yo me propongo varios objetivos o obligaciones al empezar del día. Acostumbran a ser los mismos que los del día anterior aunque algunos días esos objetivos cambian porque logro cumplir de antiguos y otros siguen ahí por no poder alcanzarlos. La cuestión es que, estas ideas que vagan insinuantes en mis quehaceres, no me atormentan ni me obsesionan sin más. Simplemente consigo entender qué es lo que necesito. Y espero el momento para cada cosa, muevo ficha cuando lo creo conveniente y tengo paciencia para el mate, porque no es lo primordial. Otra cosa que he aprendido es que, si siempre hay algo que no consigo, siempre tenderé a pretender conseguirlo. Porque el fin de una cosa es la adquisición de esa misma.
viernes, 31 de diciembre de 2010
No todos los días son grises ni todos los cielos de color azul. No siempre el sol brilla de la misma manera en todas las ventanas ni todas las gotas de lluvia mojan cuando empieza a chispear. Ni siquiera mi sonrisa es la misma por mucho que sea siempre mi boca quien la dibuja y aunque parezca que estoy en el metro cuadrado en el que estoy... hace tiempo que me he ido muy lejos.
Desde aquí, desde tan lejos, he dibujado un calendario con el paso de los meses. No todos los días fueron alegría pero no puedo decir que esté triste por mucho que la suma de esos días sea extensa, porque no lo estoy. Ni siquiera he dejado de luchar por lo que quiero porque, aunque parezca perezosa, no necesito mucho para completarme. He aprendido a tenerme a mí y aquí me tengo, me gusta repetírmelo infinitas veces porque las personas frágiles y sensibles, esas que se esconden en un caparazón antibalas intraspasable que huele a infierno, necesitan aprendérselo de memoria; y yo, igual que esas personas, no quiero que se me olvide nunca más. Porque no todas las personas son buenas ni las buenas personas hacen el bien pero sé muy bien desde hace un tiempo que... todo el mundo sabe disfrazarse, aunque por detrás, por mucho que ellos no quieran, se les vea la goma de la careta.
Hoy ya no siento nostalgia, ni ganas de mirar atrás. Hoy no es momento de escupir ni de pensar en lo malo. Porque si el mundo monótono donde vivimos no me da lo que yo espero, lo iré a buscar por mi propia cuenta. Y si me trae cosas inesperadas e insípidas, las seguiré apartando como he ido haciendo hasta ahora. Y soy consciente de lo difícil que soy y de lo dura que parezco, pero mi yo más yo está reservado sólo para las personas buenas, las que se merecen abrazos calentitos y besos en la nariz.
Y eso es lo que voy a repartir este año que viene, indiferencia a lo que me es indiferente y abrazos a quien me haya hecho sonreír a conciencia. 2011 quiero que seas feliz, tengo ganas de ti.
PD: Pensaba en etiquetar a las personas que quiero desear un año nuevo y mejor, pero a las que se lo deseo de verdad, se lo deseo siempre. No sólo el día en que me da la vena de escribir chuminadas de "oh cuánto mejoro al paso de los años, oh cuántos porpósitos tengo y no voy a cumplir".