Podrías devolverme mi cabeza cada vez que te la llevas a la luna y la retuerces y la inflas. Podrías mantenerme las sonrisas y contenerme las prisas que me incitan a volar sin rumbo. Podrías no seguir alerdándome como lo haces a veces y parar de mirarme tan fijamente como clavándome en la pared. Podrías crecer y andar o caminar sin decir que me tienes ganas porque en realidad no sabes qué se siente cuando se tienen o no. Podrías frenar y esperar y pensar y seguir creyendo que todo es mentira, que todo es muy fácil, que todo da igual.